Al ser dia festivo y fuera de los rigores invernales el personal dedica ese día a solazarse, a divertirse o a relajarse después de una semana de trabajo.
Ya no se acude a las manifestaciones en masa como antaño.
Aunque soy de las que piensan que "en la fiesta nacional, yo me quedo en la cama igual...", lo cierto es que ese dia me llama el salir a la calle.
Muchas personas creen que no es importante, pero lo es, lo mismo que cuando se convoca una huelga, pues es la única forma de no perder los logros sindicales obtenidos a lo largo de las décadas.
Es muy rentable, aunque a corto plazo no lo parezca.
Y así nos va, pues lejos de mejorar, la clase trabajadora está empeorando en condiciones y en empleo, y, si no me equivoco, ese empeoramiento es inversamente proporcional a la participación en las movilizaciones.
A más participación, mejores condiciones, y viceversa.
Empresarios y políticos se aprovechan de la falta de unidad y del clamor popular para meter en convenios y leyes regresiones laborales, eso sí, bien adornados para que cuele mejor.
En una manifestación, cada persona vale por varias, pues su bandera, su silbato, su cartel, su peto o su chapa multiplican el valor de la demanda.
Además, es un corto, saludable y divertido paseo con gente curiosa y colorista.
ASÍ QUE YA SABES: DATE UN PASEO EL PRIMERO DE MAYO.
ALLÍ NOS ENCONTRAREMOS
